Incertidumbre, iliquidez y  frustración, el balance del 2016

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Por Olga Lucía Zuluaga Rodríguez                                                                                                                                    Directora Ejecutiva                                                                                                                                                                  ACESI

Cada que concluye un año todas las entidades, empresas y organizaciones hacen el balance respectivo de… ¡cómo les fue!

En nuestro caso, el sector salud se puede resumir en tres palabras, para las que no se necesita demasiado estudio ni análisis: el 2016 deja a la salud en Colombia incertidumbre, iliquidez y frustración de los hospitales públicos y en general de los prestadores. Lo más grave es que el usuario es el que está llevando la peor parte de toda esta crisis.

El común denominador de las disposiciones oficiales se puede traducir en que las medidas del gobierno lastimosamente estuvieron enfocadas a proteger progresivamente a las EPS. Esas mismas posiciones unas por encima de la mesa a través de resoluciones y decretos y otras, por debajo, con oídos sordos e indiferencia, van en contravía del pago de la cartera que solo para el caso de las empresas sociales del estado ya supera los 7 billones de pesos y todo el sector, los $14 billones.

El grado de iliquidez ha llevado a los hospitales públicos a reducir en forma alarmante las plantas de personal, lo que sin duda viene reflejándose en el desmejoramiento de la calidad de los servicios, una atención esencial enfocada a salvar vidas. El compromiso de algunas gerencias por mantener las instituciones abiertas, están ocasionando peligrosos apalancamientos en proveedores y contratistas, muchos de ellos personal de salud encargado de la atención a la población.

Finalmente, en cuanto a la frustración de la salud pública, para simplemente hacer una analogía que puede dibujar un poco la sensación de las ESE en el 2016, se puede ejemplificar con el desengaño que sintió el Ministerio de Salud con la ni siquiera discusión de los impuestos a las bebidas azucaradas en el Congreso, debido al poder de los grandes grupos económicos que financian de frente muchas campañas en el legislativo. Esa es la misma impresión que sienten los hospitales públicos con el nivel de efectividad en el lobby de las EPS en las instancias del estado, las cuales logran que todos los días se dilate el pago de las deudas hasta configurar carteras de imposible recaudo. Mientras tanto, las empresas sociales del estado impotentes miran desde la barrera.

¡El 2016, un año que ojalá no se repita en el que llega!

Incertidumbre, iliquidez y frustración, el balance del 2016