En junio de 2017, alrededor de 20,9 millones de personas tenían acceso a esos medicamentos vitales. Ese aumento tan espectacular no habría sido posible sin el coraje y la determinación de las personas que viven con el VIH que exigen y reivindican sus derechos, respaldados por un liderazgo y un compromiso financiero firmes y constantes.