El cáncer infantil, señala, es diferente del cáncer adulto y por tanto no se pueden tratar de la misma manera. Hay muchos factores que los diferencian: la incidencia (el infantil representa un 1% de los casos de cáncer adulto); su naturaleza (el primero está ligado al crecimiento y el segundo al envejecimiento); la intensidad (el infantil es más agudo y el adulto es crónico y se desarrolla más lentamente); el tratamiento, mucho más intenso en el caso del cáncer infantil porque sus células, que se regeneran con más facilidad, tienen la capacidad de tolerar dosis más altas de quimioterapia; y en la respuesta, que presenta una tasa de éxito del 80% en el cáncer infantil y de un 50-55% en el adulto.